Si quieres hablar con los delfines del mar
o fundir tu cantar al de las grandes ballenas
primero has de pensar lo que les quieras contar.
Un mensaje que dar.
Averiguar lo que sueñan.
Puedes con ellos viajar a las penumbras inmensas
donde los ecos de voz entre silencios regresan
o ascender a la luz desde la sombra de azul
donde el aire es espíritu, bocanada que alienta.
O quizás quieras buscar bajo la luna un lugar
Donde otro cuerpo abrazar hasta que el amanecer lo quiera
Hasta que el deseo se agote, hasta que el amor muera
Para después viajar
al otro lado del mar,
en tu infinito vagar desde el confín del planeta.
Pero no les hables jamás
De tu maldita ciudad
O tu trabajo vulgar
En la tierra
Pues en su mente no habrá
Otra cosa que dar
Que no sean los sueños
de un vagabundo poeta.
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